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Agridulce

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Agridulce. Agridulce es la palabra que define el sabor de mis pensamientos, mientras viajamos de nuevo esta carretera que separa Bélgica de la Normandía y que poco a poco, ya me resulta conocida. Siento el sabor agrio del abandono, la visión de nuestro viejo cascarón, el Trotamar III, ¿Abandonado? no, porque sé que queda en buenas manos, pero ya no es nuestro, y tendré que aprender a soñar el mar desde otro barco. Dulce cuando imagino nuestro nuevo barco. Está allí donde lo vimos por primera vez. Sigue siendo un esqueleto de metal vacío por dentro, pero ya ha abierto los ojos; Tiene ventanas por las que mirar al mar. Miro por el vacío que deja el cerco de aluminio y ya percibo el azul intenso. Tiene ya un timón brillante que guiará nuestro rumbo, tiene la guía para fijar el ancla en bahías desiertas…. El capitán tiene una carpeta con separadores de colores en los que están marcados los diferentes temas que quiere discutir con el astillero: mesa de cartas, motor, cocina, calefacción, … no sé cómo puede analizar tantos detalles de cosas que todavía no existen y que yo no puedo imaginar ni siquiera viendo los minuciosos dibujos 3D que ha delineado el arquitecto. Conforme vamos viendo como será, no puedo evitar pensar como era nuestro Trotamar III, su gran salón de popa, su bañera central, su elegante silueta, sus maderas nobles … pero mejor es olvidar la nostalgia y no pensar, y soñar como será. El Trotamar 4 será un barco fuerte, más pequeño que su antecesor, y por lo tanto más manejable, porque además tendrá una hélice de proa que ya está allí, la he visto, en el almacén de Normandy Yacht Service, preparada para instalarla cuando toque. Cabremos menos, pero estaremos más cómodos y en sus sillones llegaré con los pies al suelo.